"Durante la primavera de 1981, se celebró en Écija el II Open de ajedrez "Juan Herrera Porras". Algunos jugadores cordobeses, llevados por nuestra juventud y entusiasmo por este deporte, nos atrevimos a viajar a la que llaman "la sartén de Andalucía". La competición se realizaba desde el 9 de mayo al 27 de junio, siempre en sábado a excepción de la séptima ronda que se jugó el jueves 18 de junio. La hora de inicio del juego era entre las 4 y las 5 de la tarde, con el fresquito y la digestión de la comida. Los valientes fuimos Rafael Giner Martínez, que era quien llevaba el coche, José Antonio Jiménez de la Torre, Antonio Ríos García y yo mismo, Antonio Campos Parejo. Todo fue muy bien y la experiencia era impresionante, nos enfrentábamos contra jugadores sevillanos y obteníamos resultados interesantes. Rafael Giner estuvo luchando en cabeza toda la competición. Pero para la última ronda nos surgió un problema, Giner no podía asistir y nos quedábamos sin medio de trasporte. Íbamos a retirarnos del torneo, cuando recordé que el novio de mi prima volvía el sábado de su trabajo en Sevilla, por lo que contacté con él y quedamos en que nos recogiera. Ya solo nos faltaba solucionar el problema de la ida. Encontramos una línea de autobuses que salía justo al lado de los "Jardines de los patos", sobre las doce de la mañana, por lo que teníamos tiempo de sobra para llegar al torneo. Previsores como eramos, acudimos a la parada muy temprano, compramos nuestros billetes, y preguntamos por el autobús, que aún no había llegado, según nos dijeron. Mientras hacíamos tiempo, nos pusimos a analizar una partida con un pequeño tablero de ajedrez de bolsillo, mirando de vez en cuando hacia los autobuses. Tan enfrascados estábamos en el análisis de la partida que el tiempo se nos pasó volando. Como no vimos llegar ni irse ningún autobús, preguntamos y nos dijeron que se acababa de ir, que era el que había estado todo el rato parado un poco más abajo.
Tras unos primeros instantes de zozobra intentamos sobreponernos. Yo solo pensaba en que iban a pasar a recogernos y no estaríamos allí, y además no podía ponerme en contacto con el novio de mi prima. Decidimos ir de cualquier manera y nos pusimos en camino para intentar hacer auto stop. Cuando llegamos al Sector Sur, Antonio Ríos, que vivía en el Campo de la Verdad, se acordó de la bici de su hermano y se fue a por ella. Jiménez de la Torre y yo seguimos caminando hasta que llegamos a la gasolinera de la Torrecilla. Allí preguntamos a algunos coches que repostaban si iban para Écija, pero resulta que ninguno se dirigía en esa dirección, había poco tráfico en esas carreteras de 1981. Como no encontrábamos a nadie que nos llevara proseguimos andando por el arcén, subiendo la Cuesta del Espino. Tras algunos kilómetros, o así nos lo pareció, tras mucho sudor y agotamiento, tuvimos la suerte de que nos recogiera un camión de TER, "Transportes Ecijanos Reunidos". Durante el trayecto recuerdo que no dejábamos de mirar por la ventanilla esperando ver a Antonio Ríos pedaleando con la bicicleta, pero no lo encontramos por lo que teníamos cierta preocupación por si le hubiera ocurrido algo. Cuando llegamos a la competición, con las partidas ya iniciadas, encontramos allí a Ríos, que había cogido otro camión de TER. Jugamos nuestras partidas, y no recuerdo el resultado de los compañeros, pero mi partida acabó en tablas, con lo que acabe el torneo con 2 victorias, 1 derrota y 5 empates. Creo recordar que ninguno de los tres obtuvimos premio, pero aquel 27 de junio vivimos una experiencia inolvidable en aquellos años en que aún se podía andar por las carreteras, dado lo poco transitadas que estaban. Al final nos recogieron como estaba previsto y pudimos volver a casa para descansar.
La bicicleta del hermano de Antonio Ríos se perdió, pues éste no fue capaz de subir la Cuesta del Espino sobre ella, y para evitarse un estorbo la escondió entre unas hierbas junto a la carretera, antes de coger el camión TER que le llevó hasta Écija, pero algún amigo de lo ajeno se supone que la vería oculta entre los matojos...".
