Cáritas Córdoba

No es el mejor modelo de sociedad aquel en que la caridad sea necesaria para resolver sus problemas sociales. Aunque peor sería aún que esa necesaria solidaridad tampoco se diera. Por ello es tan importante la labor que a través de sus programas de atención y lucha contra la exclusión y la pobreza realiza Cáritas Córdoba. Una labor que lleva acabo a través de un voluntariado esencial para desarrollar su acción social. Por ello Cáritas cuenta con la colaboración de numerosos voluntarios que comparten su tiempo, conocimientos y experiencias solidariamente con las personas más desfavorecidas de nuestra sociedad, vinculados a un proyecto común.

Proyecto social que incluye el responder a las demandas de los más desfavorecidos para mejorar sus condiciones de vida y relacionadas con el empleo, la vivienda (alquileres, embargos, desahucios, familias sin hogar), alimentación e información, orientación y derivación. Sus valores se fundamentan en la dignidad de la persona, al servicio de los más pobres, sin distinción de religión o de origen cultural o étnico; también en el trabajo por la justicia social luchando contra la pobreza, la exclusión, la intolerancia, la discriminación y toda forma de violación de los derechos humanos. La misión de Cáritas es pues acoger y trabajar con las personas en situación de pobreza y necesidad y una acción social que incluye la sensibilización de la sociedad y la denuncia de las situaciones de injusticia, aunque a algunos les escueza como se ha demostrado por una polémica reciente con una instancia gubernamental. Luchando pues por mundo más justo y solidario con las familias en situación de riesgo que necesitan apoyo para atender sus necesidades.

La acogida es su razón de ser, el eje central de su actuación, de manera integral y con dimensión comunitaria como lo demuestran los programas de atención al transeúnte, de acogida a enfermos transplantados y familiares, de enfermos de VIH, de atención a personas mayores o a personas privadas de libertad que se encuentran en segundo grado penitenciario por carecer de recursos o por la lejanía de sus familias, iniciando su proceso de reinserción social, trabajando de forma coordinada con el centro penitenciario provincial.

En definitiva, bregar con la pobreza, como alguien ha dicho “tapando agujeros, cerrando grietas, amparando a los más débiles”; un bastión de compromiso con el dolor social, simbolizando por el paro. Por ello ha obtenido el reconocimiento y consideración de todos, independiente de su credo y quizás muy pocas instituciones tengan un reconocimiento en la sociedad tan unánime, por lo que el Ateneo ha tenido a bien otorgarle esta Fiambrera de Plata.

RECOGE LA FIAMBRERA DE PLATA SU DIRECTORA, DOÑA MARÍA DOLORES VALLECILLO FERNÁNDEZ

LE ENTREGA LA FIAMBRERA DE PLATA, EL ATENEÍSTA Y MIEMBRO DEL JURADO, DON FRANCISCO JAVIER ORTIZ DÍAZ