Ejemplar iniciativa cultural

Una de las iniciativas culturales más interesantes y ejemplares del último año en Córdoba son las actividades que organiza y promueve la Fundación Bodegas Campos, en muchas ocasiones de la mano del Ateneo de Córdoba, cuya fértil vinculación con dicha bodega viene de atrás. Cuando parecía que todo estaba inventado en tema cultural, unos perseveraban en caminos equivocados, otros en anquilosados y había quienes se entregaban al desánimo, de pronto surge este rincón que se ilumina cada semana.

La fórmula, aparentemente, es sencilla: un espacio, unas actividades, unos patrocinadores y unos organizadores. Pero el espacio no es cualquier cosa: la antigua ermita de la Candelaria, preciosamente restaurada y adaptada a su nueva función. Las actividades, conferencias, presentaciones de libros, coloquios, recitales de poesía, dramatizaciones y exposiciones, están escogidas con esmero, son plurales, de interés, demuestran una mentalidad abierta y pegada a la realidad y no buscan provocar más ruido en la ciudad que hacer las cosas bien y dejar satisfechos a quienes acudan.

En los últimos dos meses, Enrique San Miguel ha hablado sobre las potencialidades de Caballerizas Reales de Córdoba; José María Palencia del pintor Enrique Romero de Torres; Almudena Villegas de la cocina romana y su herencia en la gastronomía española; María Ángeles Raya del mecenazgo de los obispos de Córdoba en la Catedral; Andrés Amorós presentó su libro Ignacio Sánchez Mejías, el hombre de la Edad de Plata. Y ayer noche Antonio J. González disertaba sobre “Córdoba a través de la mirada de los fotógrafos del siglo XIX”.

Patrocinadores haylos, principalmente empresas privadas, pero seguramente orientan la mayor parte de su potencial a otras notables actividades de la Fundación Bodegas Campos, que necesitan mayor impulso económico que las culturales. Por eso, el ingrediente definitivo, el básico, son los organizadores, los que tuvieron la idea y están trabajando en ella. Y es aquí donde hablamos de su director, José Campos González.

Es el mayor de los cinco hijos que tuvo el matrimonio formado por José y Gloria. Aunque la jardinería es su profesión, brillantemente desempeñada, su proyecto de vida es Bodegas Campos. A él se dedica como reto desde 1988. Su hermano Javier se centra en la faceta gastronómica, mientras él se concentra en la decoración y adecuación de esta casa hasta convertirla en un icono de buen gusto y tradición popular cordobesa. A Pepe se debe la creación de los salones, cada uno con su nombre e inequívoca personalidad.

Es de destacar su relación con el Grupo Cántico. A él llega por su tío Paco y por contactos concretos, como ser secretario de Juan Bernier en su trabajo del Catálogo histórico y monumental de la provincia de Córdoba o compartiendo afición por la investigación con Julio Aumente. Su amistad con ellos y con García Baena, Liébana o del Moral cuajó, entre otros detalles, en la publicación de obras de estos autores y en la creación de la Sala de los célebres, en Bodegas Campos.

Hace nueve años, en el marco de una tertulia, José Campos redactó esta declaración: “Reunidos en la Sala de las Bodegas de Bodegas Campos, un grupo de amantes de esta ciudad y su provincia, preocupados por el olvido de su brillante fundación por Roma y por el letargo cultural en que se halla, y en la creencia de que aún no hemos perdido del todo ser dueños de nuestra historia y de nuestra ciudad en el futuro, nos comprometemos a ilusionar a la sociedad en un proyecto común de identidad”.

• Juan José Primo Jurado (ABC Córdoba, 3 de marzo de 2010).