Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).

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Inés de Castro

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Inés de Castro (* Comarca de La Limia, Galicia, 1325 –† Coímbra, 7 de enero de 1355). Noble gallega, hija de Pedro Fernández de Castro "El de la guerra", primer señor jurisdiccional de Monforte de Lemos y de Aldonza Lorenzo de Valladares. Fue hermana de Fernán Ruiz de Castro "Toda la lealtad de España", III Conde de Lemos y de Juana de Castro "La desamada". Inés fue amante del infante Pedro de Portugal (posteriormente rey Pedro I de Portugal). Repudiada por los nobles portugueses, su unión con Pedro y sus hijos fueron considerados ilegítimos y ello le atrajo el repudio del rey Alfonso IV el Bravo y los nobles, que culminó en su asesinato. De manera póstuma fue declarada esposa de Pedro y por lo tanto reina de Portugal después de muerta.

En la vida de Inés de Castro hay dos partes muy distintas: la leyenda, que ha transmitido su nombre a todos los pueblos, y la historia real, que todas las investigaciones de la escuela moderna no han podido aún dilucidar por completo. Se ignora la época precisa del nacimiento de Inés, y no se sabe tampoco donde tuvo éste lugar. Su padre, Pedro Fernández de Castro, primer Señor jurisdiccional de Monforte de Lemos, precursor de la saga del Condado de Lemos y nieto del rey Sancho IV el Bravo, pertenecía a una de las familias más antiguas e ilustres de Galicia; su madre, Aldonza Lorenzo de Valladares, era descendiente del rey Alfonso VI el Bravo.

Infancia

Inés era hija natural. Nada se sabe sobre los primeros años de la hija de Pedro Fernández de Castro; se supone que debió ser educada en la capital de Galicia, en el palacio de don Juan Manuel, duque de Peñafiel y marqués de Villena, pues parece probado que vivió con Constanza Manuel de Villena y Barcelona, hija del duque y prima suya, la cual, después de haberse negado varias veces a contraer matrimonio, decidió casarse con Pedro, infante de Portugal y posteriormente rey.

Viaje al reino de Portugal

Las dos jóvenes abandonaron la corte de Peñafiel en 1340, e Inés residió en Lisboa o Coímbra en calidad de dama parente, y añade la tradición que, en el instante de su llegada a la corte de Alfonso IV el Bravo, excitó una viva pasión en el corazón del infante heredero Pedro. Inés de Castro, amada apasionadamente por el heredero del trono portugués, y viviendo la esposa legítima de éste, era de muy noble estirpe para tomar ostensiblemente el título de prostituta real del infante; pero lo cierto es que los amores de Inés y de Pedro excitaron la pasión de los celos en Constanza, la cual murió a consecuencia del parto del futuro heredero, Fernando, el 13 de noviembre de 1345. A partir de esta época los lazos que se habían formado entre Inés y el infante tomaron un carácter muy distinto del que habían tenido durante la vida de Constanza. Varios hijos tuvo Inés del infante Pedro:

  • Alfonso (¿? - ¿?), muerto en la niñéz;
  • Beatriz (1347 - 1381), quien se casó con el infante Sancho de Castilla, hijo de Alfonso XI el Justiciero y Conde de Alburquerque y Haro;
  • Juan (1349 - 1387), duque de Valencia de Campos;
  • Dionisio (1354 - 1397).

Princesa de Portugal

Nueve años después de la muerte de la esposa legítima de Pedro I, se casó éste con la que había sido durante tanto tiempo su amante, santificando su unión ante el obispo de Guarda y de algunos servidores; pero si la unión fue bendecida, ningún documento pudo presentarse que lo probara; nada especificó los derechos que adquirían la nueva esposa y sus hijos, y ninguno de los testigos del matrimonio, ni el mismo príncipe, cuando llegó a ocupar el trono, pudieron asignar una fecha precisa a aquel matrimonio clandestino que debía dar una reina a Portugal.

Asesinato

En 1355, Alfonso IV el Bravo había trasladado su corte a Montemor-o-Velho, cuando varios personajes influyentes, enemigos de la familia Fernández de Castro, persuadieron al rey de que era preciso disminuir las pretensiones de aquella casa poderosa que se hacia temer casi tanto en Castilla como en Portugal, y que el medio más seguro de conseguirlo era quitar la vida a Inés, que iba a subir al trono de Portugal. Los principales instigadores de este atentado fueron tres señores enemigos de los Castro, llamados Alonso Gonçálvez, Pedro Coelho y Diego López Pacheco. Dudó el rey, pues veía por una parte el peligro de su nieto el hijo de Constanza, y por otra parte consideraba acción cruel matar a una mujer inocente de toda culpa. Sea de esto lo que fuere, lo cierto es que el rey aprovechó un día en que el infante Pedro había organizado una cacería, y se dirigió secretamente al Monasterio de Santa Clara, próximo a la “Quinta das lágrimas” en Coímbra. Cuando Inés supo la llegada del rey y sus intenciones, se rodeó de sus hijos y salió a esperar al monarca, a quien supo conmover con lágrimas y súplicas. Se marchaba ya el rey, cuando algunos caballeros que con él iban para presenciar la muerte de Inés, entre ellos Gonzálvez, Coelho y López Pacheco, le suplicaron que les enviase a matar a Inés, y no debió oponerse el rey, puesto que los dichos caballeros entraron adonde estaba Inés y la mataron a puñaladas.

Venganza, leyenda y realidad

Terrible fue la venganza de Pedro, pero antes de darla a conocer, debe decirse aquí la parte novelesca de la historia de Inés de Castro, la leyenda admitida por la tradición, pero no probada por la historia. Llegó el infante a ocupar el trono, y dicen que, mandando exhumar el cadáver de Inés, la sentó en el trono, haciéndola coronar y obligando así a los cortesanos a que le rindieran los honores debidos a una reina. El cronista Fernando López nada dice sobre esta exhumación y esta fantástica ceremonia. Algunos historiadores suponen que el origen de esta leyenda puede ser la costumbre que en Portugal había de besar la mano del cadáver de los reyes, o también de que en los siglos XIV y XV las efigies de los reyes, modeladas en cera, se colocaban sobre el túmulo funerario, y tal vez esta efigie de Inés fuera colocada por Pedro en el trono, obligando que a su imagen, y no a su cadáver, se rindieran los homenajes. De los tres instigadores de la muerte de Inés, Pedro Coelho y Diego López Pacheco expiaron de un modo terrible su crimen; al primero le fue arrancado el corazón por el pecho, y al segundo por la espalda.

Amor eterno

Suntuosos fueron los funerales que se hicieron a Inés; su cuerpo fue depositado en Alcobaça en una tumba de mármol blanco, con una efigie coronada que Pedro había hecho preparar de antemano, y cerca de la cual hizo erigir su propia sepultura. Dispuso que los catafalcos se tocaran los pies: quería que el día de la resurrección, al levantarse, su primera imagen a contemplar fuera la de Inés. La descendencia de Inés no ascendió directamente al trono, pero contrajo alianzas con todas las familias reinantes en Europa, en especial su hija Beatriz. Ciertamente de esta se desprendió una gran descendencia materno-lineal, con unos soberanos que posteriormente serían famosos: en primera generación sus hijos, en segunda, la hija de Beatriz, Leonor Urraca de Castilla, reina de Aragón; en tercera generación, Alfonso V de Aragón, María de Aragón (reina de Castilla), Juan II de Aragón, Enrique de Aragón, Leonor de Aragón (reina de Portugal) y Pedro de Aragón, conde de Alburquerque; en cuarta generación, Enrique IV de Castilla, Alfonso V de Portugal, Fernando de Avis, Leonor de Portugal y Aragón (emperatriz germánica) y Juana de Portugal (reina de Castilla); en quinta generación, Maximiliano I de Habsburgo, Cunegunda de Habsburgo (duquesa de Baviera) y Juana la Beltraneja; en sexta generación, Guillermo IV de Baviera y Luis X Duque de Baviera.

Obras basadas en su historia y leyenda

Inés de Castro, y su desgraciada historia, ha sido motivo de inspiración para numerosos artistas comenzando por Camões, que narró su muerte en Os Lusíadas. Otras obras basadas en su vida son Doña Inés de Castro, Reina de Portugal (Barcelona, 1612) del Licenciado Juan Mejia de la Cerda, Reinar después de morir (Lisboa, 1652) de Luis Vélez de Guevara y Corona de amor y muerte (Buenos Aires, 1955) de Alejandro Casona. Más recientemente se ha publicado el cuento breve "Una Tragedia Amorosa En El Portugal Medieval" (Buenos Aires, 2000) de César Fuentes Rodríguez y la novela "Inés de Castro" (Barcelona, 2003) de la escritora española María Pilar Queralt del Hierro que ha alcanzado en Portugal un gran éxito de crítica y público. El compositor uruguayo Tomás Giribaldi escribió en 1905 una ópera basada en la trágica leyenda llamada Inés de Castro.

El Centro Virtual del Instituto Camoes ha desarrollado una serie de libros virtuales, que cuentan la vida de los reyes de Portugal, entre estos el Rey Pedro I; en esta obra se cuenta la historia de D. Pedro I e Inés Castro.

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